Más Dermatología, n.º 42

Más Dermatol. 2023;42:3-4 doi:10.5538/1887-5181.2023.42.3 3 EDITORIAL Acciones y herramientas para mejorar la docencia universitaria en dermatología La formación en dermatología permite a los estudiantes de medicina adquirir conocimientos y habilidades fundamentales relacionados con las enfermedades de la piel. Conceptos que serán esenciales independientemente de su futura especialidad, ya que las enfermedades cutáneas se manifiestan en todos los ámbitos de la medicina y constituyen hasta el 15% de las consultas en atención primaria1. En los últimos años, la formación en medicina ha experimentado numerosos avances, que suponen un desafío y sitúan a docentes y estudiantes de dermatología en un nuevo escenario. Los planes de estudios de las facultades de Medicina se han actualizado notablemente y se deben abordar, además de la patología más prevalente, nuevos avances y técnicas, como la dermatoscopia o las enfermedades inmunomediadas y sus tratamientos. El modelo de enseñanza tradicional basado en la trasmisión de conceptos también ha evolucionado hacia nuevos métodos, donde los estudiantes se involucran en tareas de discusión colaborativa, con un pensamiento activo y con un enfoque práctico basado en el paciente, en lugar de recibir pasivamente el conocimiento otorgado por otros2,3. Todo ello en un entorno en el que los estudiantes de medicina se han convertido en expertos en tecnología y acceden a una variedad de emocionantes herramientas y recursos en línea, que ofrecen nuevas experiencias para potenciar su educación médica. Ante este nuevo escenario, surge una pregunta obligada: ¿cómo podemos maximizar la experiencia de aprendizaje en dermatología de los estudiantes de medicina? No hay consenso sobre las mejores estrategias de enseñanza y aprendizaje, pero es bien sabido que los estudiantes, generalmente, valoran los encuentros clínicos con los pacientes, la enseñanza interactiva o de procedimientos. Prácticas de participación activa que permiten la discusión de la información y constituyen oportunidades para un desarrollo inconsciente y, en ocasiones, más duradero de habilidades4. Todo ello puede lograrse con las nuevas tecnologías y experiencias en línea, donde, además, existe un potencial adicional para mejorar las interacciones con estudiantes y profesores, adquiriendo una experiencia de aprendizaje estructurada y enriquecedora5. Cada vez existe un mayor número de recursos, que incluyen vídeos, podcasts, atlas, cuestionarios y comunidades en línea o de diagnóstico interactivo, que representan una fuente de material de apoyo para la enseñanza presencial tradicional. Se ha demostrado que el aprendizaje combinado con estas aplicaciones aumenta la satisfacción general de los estudiantes y la eficacia de las intervenciones educativas3. Sin embargo, la implementación de estas plataformas y recursos, a veces, es costosa y exigente para el profesorado, por lo que puede ser útil la utilización de software libre o de Eduardo López Bran Jefe del Servicio de Dermatología. Hospital Clínico San Carlos. Madrid. Profesor titular de Dermatología. Facultad de Medicina. Universidad Complutense de Madrid.

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