N.º 50  Abril / Junio 2025

Varón de 46 años con antecedentes de trombosis venosa profunda e hipertensión arterial y bajo tratamiento anticoagulante, que consulta por un cuadro de seis meses de evolución de ampollas flácidas en el tórax anterior, de fácil rotura y extensión progresiva. Había realizado tratamiento previo con corticoides tópicos y tratamiento oral con itraconazol y cefadroxilo, sin respuesta.

Al examen físico, se observan múltiples placas eritematosas costrosas en el cuero cabelludo, el rostro, el tórax y las extremidades, sin afectación de las mucosas.

Con la sospecha de pénfigo, se realizó biopsia con inmunofluorescencia y se inició el tratamiento con azatioprina en dosis de 50 mg/8 h, prednisona en dosis de 30 mg/12 h y doxiciclina en dosis de 100 mg/día, con reducción progresiva de las lesiones.

La histopatología evidenció espongiosis, vesículas y desprendimiento subcórneo, con infiltrado inflamatorio en la dermis superficial. La inmunofluorescencia mostró depósitos en red de inmunoglobulinas IgA e IgG y fracción 3 del complemento (C3) en la epidermis superficial, confirmando el diagnóstico de pénfigo seborreico.

Tras dos meses de tratamiento, se observó mejoría clínica significativa. El paciente fue dado de alta con controles dermatológicos mensuales.

El pénfigo seborreico es una enfermedad ampollosa autoinmunitaria crónica, caracterizada por autoanticuerpos contra la desmogleína 1, causando pérdida de cohesión epidérmica. Su diagnóstico requiere correlación clínico-patológica e inmunofluorescencia directa, la cual permite identificar inmunoglobulinas y su distribución en la epidermis. En este caso, el patrón de IgG e IgA confirmó el diagnóstico. 

El tratamiento incluye corticoides sistémicos y el uso de ahorradores de corticoides como la azatioprina, el micofenolato o la dapsona e inmunoterapia dirigida con anti-CD20 (rituximab).

Diagnóstico: pénfigo seborreico.