N.º 52  Octubre / Diciembre 2025


Artículo de revisión



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Manejo terapéutico de las verrugas plantares

Francisco Javier del Boz González

10.5538/1887-5181.2025.52.29



RESUMEN

Las verrugas plantares pueden suponer un reto terapéutico. El método más utilizado son los queratolíticos (especialmente, a base de ácido salicílico) —de uso domiciliario, que, habitualmente, son bien tolerados, de bajo coste y que pueden combinarse con otros tratamientos— y la crioterapia. En casos recalcitrantes, pueden plantearse otras opciones terapéuticas, muchas de ellas sin indicación aprobada. En cualquier caso, es fundamental individualizar el tratamiento a cada caso, teniendo en cuenta las características del paciente y sus preferencias, explicando bien los pros y los contras de cada modalidad terapéutica, siempre contando con unas expectativas realistas.

INTRODUCCIÓN

Las verrugas víricas (lesiones mucocutáneas causadas por el virus del papiloma humano [VPH]) en el área plantar (verrugas plantares [VP]) —originadas, sobre todo, por los tipos 1, 2, 4, 10, 27 y 57— son motivo frecuente de consulta1,2. Los factores de riesgo incluyen caminar descalzo en lugares públicos, contacto familiar, antecedentes personales de verrugas y estados de inmunosupresión2. El diagnóstico suele ser clínico, aunque la dermatoscopia y, en casos dudosos, la biopsia resultan útiles1.

Sin embargo, las VP pueden suponer un auténtico reto terapéutico3,4, con menores tasas de curación que en verrugas que asientan en otras localizaciones1, probablemente, por su localización, con una capa córnea más gruesa, que disminuye la penetración a capas inferiores de la epidermis5.

Aunque es posible su resolución espontánea en el tiempo, esta puede tardar varios años en producirse (normalmente, menos en niños que en adultos) y no es posible predecir en qué casos (y en cuánto tiempo) esta se producirá3,4. Aun así, en casos de VP de pequeño tamaño y asintomáticas, en pacientes inmunocompetentes, una actitud expectante (con el acuerdo del paciente o sus cuidadores) es aceptable5,6.

Sin embargo, además de contagiosas, estas lesiones pueden ser molestas (incluso dolorosas, especialmente, si asientan en áreas de presión) y estigmatizantes, por lo que, habitualmente, se plantea realizar tratamiento. Existen múltiples opciones terapéuticas, abundando, además, diferentes «remedios caseros» o «remedios naturales»5. Asimismo, contamos con múltiples modalidades terapéuticas que se usan fuera de ficha técnica, especialmente, en casos recalcitrantes4,7. Es fundamental, por tanto, advertir al paciente de que no existe una opción terapéutica perfecta para las VP que asegure su resolución en una sola sesión6 (o en un tiempo concreto de uso), o que no esté exenta de posibles efectos adversos. Su tratamiento debe plantearse de forma individualizada, basándonos en la evidencia científica disponible, y teniendo en cuenta las características de las lesiones (número, localización, tamaño, tratamientos previos…) y del paciente (edad, inmunocompetencia…). Es igualmente fundamental que el paciente (o sus cuidadores) tengan en cuenta las instrucciones de uso del producto o aquellas proporcionadas por el prescriptor, así como los posibles efectos adversos o contraindicaciones5. El tratamiento ideal debería ser simple, barato, efectivo y con buen perfil de seguridad2.

En este trabajo, repasaremos las principales opciones terapéuticas existentes, que, además, pueden combinarse entre sí5, centrándonos en aquellas con mayor evidencia científica o que pueden resultar de mayor interés, y las aportaciones de diferentes guías clínicas y revisiones sistemáticas.

MÉTODOS DESTRUCTIVOS

Métodos que provocan un daño no selectivo en la superficie cutánea infectada.

Queratolíticos

Son sencillos de aplicar y relativamente baratos, por lo que, a pesar de sus altas tasas de recurrencia, son los más utilizados en la práctica diaria6. Sobre todo basados en ácido salicílico (AS)8, su uso está respaldado por los niveles más altos de evidencia científica5. Su acción radica en la exfoliación de células epidérmicas, aunque, además, podría estimular la respuesta inmunitaria del paciente. El AS se ha usado en concentraciones muy variables (10-60 %)4. En las VP, puede ser especialmente útil su uso en forma de parches (comercializados con AS al 15 %) de liberación controlada en el tiempo, de aplicación nocturna, que favorecen la adherencia al tratamiento y están aprobados en niños mayores de 2 años9.

Además, el AS puede asociarse en formulaciones a otras sustancias queratolíticas (como el ácido retinoico, el ácido láctico…), antimitóticas (como el 5-fluorouracilo, el podofilino…) u otras, como la cantaridina. Si bien el método de aplicación es variable según la formulación, por lo general, se recomienda un limado/curetaje de la verruga previamente, para que la efectividad sea mayor, evitando aplicarla sobre la piel circundante a la verruga (que puede irritarse con facilidad). Asimismo, es fundamental la adherencia al tratamiento5.

Crioterapia

Igualmente, el curetaje/limado previo de la superficie puede aumentar su efectividad5 y, junto con el AS, son consideradas las opciones terapéuticas apoyadas por mayor evidencia científica5,8. Es importante explicar al paciente que se trata de un procedimiento doloroso, y que puede dar lugar a inflamación local, formación de ampollas y discromías5,6. Respecto al uso de AS, la crioterapia no ha demostrado superioridad en el tratamiento de las VP4,5, presenta habitualmente menor disponibilidad y se asocia a costes más elevados y más efectos adversos, lo que favorecería el tratamiento con AS6 como tratamiento de primera línea.

Cantaridina

Agente vesicante, que origina ampollas. Habitualmente, en aplicación combinada en fórmula magistral al 0,7 o 1 % con podofilino —antimitótico— y AS —queratolítico— (CPS). Su aplicación es indolora, pero puede acompañarse de eritema, dolor, prurito u otros efectos adversos locales6. Son inconvenientes que no está comercializada en España (debe ser formulada) y que ha de ser aplicada por personal sanitario6.

Cirugía

Incluye diferentes modalidades como el curetaje (que suele combinarse con muchos otros métodos para procurar mejorar su efectividad), la escisión quirúrgica, el láser ablativo de CO2, la electrocoagulación… Hay que tener en cuenta que pueden asociarse a sangrados, infecciones, cicatrices, etc., especialmente, cuando se realizan resecciones en profundidad4-6.

Otros

Aplicación de nitrato de plata, fenol u otros ácidos (como los ácidos cítrico, glicólico, pirúvico, monoacético o tricloroacético)5,6. En los últimos años, se han publicado varios trabajos que usan una formulación comercializada a base de ácidos orgánicos, ácido nítrico, cinc y sales de cobre, con tasas de curación variable para las VP —aunque, aparentemente, superior al 50 %— tras varias sesiones de tratamiento10.

ANTIVIRALES

No existe ningún tratamiento antiviral específico frente al VPH1,5, aunque diferentes opciones terapéuticas interfieren en el ciclo vital del virus5.

Cidofovir

Es un potente agente antiviral que inhibe la ADNpolimerasa vírica, y que está aprobado para el tratamiento intravenoso de la retinitis por citomegalovirus en inmunodeprimidos, y que también ha sido usado (fuera de ficha técnica) en el tratamiento de verrugas víricas, especialmente, verrugas recalcitrantes y, sobre todo, en pacientes inmunodeprimidos3,7. Aunque se ha usado en forma intralesional o intravenosa, en VP, suele formularse en forma de crema, al 1 o al 3 %, siendo aplicado 1-2 veces/día y, en un estudio con 33 pacientes, se apreció respuesta en el 80 % de casos, con resolución completa en el 54 % de ellos3, proponiéndose según los resultados iniciar el tratamiento con la crema al 3 %, con una sola aplicación diaria. Su elevado precio y su restringida disponibilidad (es de uso hospitalario) limitan su empleo.

Formaldehído y glutaraldehído

Son viricidas. Es reseñable que el formaldehído es alergénico y que el glutaraldehído puede originar necrosis profundas, especialmente, si se usan concentraciones mayores del 10 %5,6.

ANTIPROLIFERATIVOS (ANTIMITÓTICOS)

Un metanálisis sobre el uso de antimitóticos tópicos en VP encontró evidencia científica concluyente sobre la utilidad de este tipo de fármacos para tratar VP, estableciendo la superioridad de la combinación de CPS y de bleomicina frente al resto de tratamientos11.

5-fluorouracilo

El 5-fluorouracilo ha sido utilizado de forma intralesional, pero, sobre todo, en formulación tópica, especialmente, al 0,5 % en combinación con AS al 10 %, que está comercializada5,7.

Bleomicina

Agente quimioterápico clásico. Existe evidencia de su utilidad, aplicado de forma intralesional (método más habitual, aunque muy doloroso) o escarificado (con excelente tolerabilidad). Puede originar dolor durante unos días, así como el desarrollo de necrosis (con una escara negruzca que se desprende en unos días). Es igualmente posible el desarrollo de hiperpigmentación flagelada, que suele aclararse tras algunas semanas5-7. En comparación con la crioterapia, la bleomicina induce mayores tasas de aclaramiento de las verrugas5. Al tratarse de un fármaco de uso hospitalario y sin indicación aprobada, suele reservarse para VP recalcitrantes.

Retinoides

Los tópicos suelen reservarse para tratar verrugas planas. Los retinoides orales han sido también usados, habitualmente, en pacientes con verrugas múltiples, incluso en pacientes inmunodeprimidos5.

Podofilino o podofilotoxina

Puede originar intensa irritación local. Suele usarse en formulación tópica asociada a cantaridina y AS (CPS)5,6.

INMUNOTERAPIA

Se fundamenta en la estimulación de una respuesta inmunitaria humoral y/o celular capaz de eliminar la infección viral6,12.

Se incluyen aquí el uso de imiquimod o sinecatequinas tópicos, inmunoterapia de contacto (con difenciprona, entre otros), antihistamínicos orales (cimetidina, fundamentalmente), o suplementos orales de cinc4-7. Un estudio reciente comparó diferentes modalidades de inmunoterapia intralesional (sulfato de cinc, vitamina D, candidina) en VP recalcitrantes, con mejor respuesta a las infiltraciones de vitamina D12. Otras sustancias usadas en inmunoterapia intralesional han sido diferentes vacunas o el interferón5-7. La potencial utilidad de la vacuna frente al VPH (dirigida frente a tipos distintos del VPH que los que originan las VP) es actualmente controvertida7,13.

OTROS TRATAMIENTOS

Fuentes lumínicas

Diferentes fuentes lumínicas como el láser de colorante pulsado, el láser Nd-YAG (cristal granate de itrio y aluminio dopado con iones de neodimio), la terapia fotodinámica, etc. han sido utilizadas con tasas de respuesta variable4,5,7.

Hipertermia

Consiste en realizar ciclos de tratamiento en que se lleva a cabo la inmersión de la zona afectada en agua a 44-47 °C de temperatura6.

Oclusión

La oclusión de las verrugas, por ejemplo, con cinta adhesiva, sin añadir ninguna sustancia activa, podría ser útil según algunos estudios, mientras que otros lo refutan5,6,14.

Terapias alternativas y psicoterapia5

En esta categoría, se incluiría el uso de productos «naturales» o «caseros» (muchos de ellos con base que explicaría su potencial utilidad, aunque no siempre exentos de posibles efectos adversos, y de difícil estandarización), habitualmente, procedentes de plantas, como la celidonia, el ajo —con ácido gárlico—, los higos, el propóleo, la equinácea5,6…, métodos como la hipnosis6 o la acupuntura5… o, incluso, la homeopatía (que no ha demostrado ningún beneficio para la salud)5,6.

REVISIONES SISTEMÁTICAS Y GUÍAS CLÍNICAS

A pesar de la elevada incidencia de las VP, la evidencia científica de los estudios que evalúan los diferentes métodos terapéuticos utilizados en su tratamiento es variable y, con frecuencia, de baja calidad. De la misma forma, la mayoría de revisiones/guías están enfocadas en las verrugas víricas (sin distinción por localización anatómica).

Una revisión sistemática de la Biblioteca Cochrane publicada en 2012 valoró la evidencia respecto al uso de diferentes modalidades terapéuticas de las verrugas víricas —no solo plantares—14, incluidos la crioterapia, los queratolíticos y otros tratamientos. Concluyó14 que la evidencia es más consistente para el uso del AS, aunque solo encontraron un efecto terapéutico moderado. Por otro lado, no encontraron diferencias significativas entre el uso de crioterapia y AS en el caso de VP. Igualmente, estableció que efectos adversos tales como dolor, formación de ampollas o cicatrices fueron más frecuentes con el uso de la crioterapia. Entre los tratamientos restantes que revisaron, ninguno demostró mayor efectividad o seguridad que el AS o la crioterapia. Por otro lado, se observó que el dinitroclorobenceno u otros sensibilizantes de contacto podrían ser útiles en el tratamiento de verrugas recalcitrantes. Igualmente, respecto a otras modalidades terapéuticas, ante su limitada evidencia disponible, establecen que podrían ser valoradas para verrugas que no respondan a tratamientos más simples y seguros como el AS o la crioterapia.

Otra revisión sistemática reciente y centrada en las VP2 apreció tasas de curación muy variables según los estudios para los diferentes métodos terapéuticos. Señala bajos porcentajes medios de curación para el AS en monoterapia (un 13,6 % —aunque solo incluyeron dos estudios—) y mayores para la crioterapia (45,6 %). En cambio, aprecian mayores tasas de curación para la formulación de CPS (97,8 %), los antivirales tópicos (72,4 %), la bleomicina intralesional (83,4 %) o la inmunoterapia intralesional (68,1 %). Así pues, recomiendan nuevos estudios que refuercen la evidencia respecto a estos métodos actualmente sin indicación aprobada en VP.

De igual forma, las guías británicas de 20145 recomiendan (con el foco en las verrugas de las manos) el uso de AS como tratamiento de primera línea (nivel de recomendación A, la máxima), y la crioterapia como segunda línea (nivel de recomendación B), señalando que, usados de forma más «agresiva», pueden ser más efectivos, aunque asociarán potencialmente más efectos adversos, e insisten en la posibilidad de tratamientos combinados5. Por otro lado, en el siguiente nivel de recomendación (nivel C), consideran la bleomicina, la inmunoterapia de contacto, el 5-fluorouracilo y el láser de colorante pulsado5.

Una guía clínica sobre verrugas desarrollada por la Sociedad China de Dermatología publicada en 20221 definió como criterio de curación de las verrugas la resolución completa de las lesiones a las cuatro semanas y la ausencia de recurrencia a los seis meses. Entre sus recomendaciones específicas referentes a las VP, incluyen (nivel fuerte de recomendación) el tratamiento combinado de láser de Nd-YAG o el láser de CO2 con emolientes, y la combinación de láser de CO2 con inyecciones de interleucina 2 para VP recalcitrantes y, en el caso de los niños con VP, el uso de ácido monocloroacético. También recomiendan las inyecciones de bleomicina. Con nivel débil de recomendación, proponen el uso de crioterapia o hipertermia local1. Durante el embarazo, pueden plantearse métodos como la crioterapia, la hipertermia local o el uso de ácido tricloroacético, mientras que debe evitarse el uso de podofilotoxina o imiquimod1.

CONCLUSIONES

Es importante explicar con claridad a los pacientes o sus cuidadores la naturaleza benigna de las lesiones y su tendencia autorresolutiva, proporcionado expectativas realistas sobre el resultado de los tratamientos6.

Teniendo todo lo anterior en cuenta, parece razonable que el uso de queratolíticos a base de AS —con buen perfil de seguridad, bajo coste e indicación aprobada en el tratamiento de las VP— sea considerado la primera línea terapéutica y, además, podría combinarse con otros tratamientos para mejorar las tasas de respuesta, aunque pueden ser necesarias otras opciones terapéuticas en casos recalcitrantes.

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