N.º 49  Enero / Marzo 2025


Artículo de revisión



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Nutrientes esenciales relacionados con la caída del cabello: papel del hierro, la biotina y la l-cistina en el folículo piloso

Pedro Jesús Gómez Arias, Beatriz Baleato Gómez y Gloria María Garnacho Saucedo

doi:10.5538/1887-5181.2025.49.7



RESUMEN

La caída del cabello forma parte del ciclo normal de crecimiento e involución del folículo piloso, siendo un fenómeno complejo influenciado por diversos factores; entre ellos, desequilibrios hormonales, enfermedades subyacentes y deficiencias nutricionales. El efluvio telógeno es uno de los motivos de consulta más frecuentes en tricología, y la suplementación con nutricosméticos forma parte de su tratamiento. Este artículo examina cómo el hierro —micronutriente fundamental para la oxigenación de los folículos pilosos— y la biotina y la l-cistina —esenciales en la síntesis de queratina— son nutrientes relevantes para la corrección del efluvio y para la normofunción del folículo piloso.

INTRODUCCIÓN

El aumento de la caída fisiológica del cabello, calculada en unos 100-150 cabellos al día, con el paso de más de un 20 % de folículos a la fase telógena, se denomina efluvio telógeno y es uno de los motivos de consulta más frecuentes en tricología, generando un impacto estético y emocional en los pacientes.

A lo largo de los años, se ha evidenciado que, si bien factores como la genética, el envejecimiento y el estrés son causas significativas de la pérdida de cabello, la nutrición también desempeña un papel fundamental. Las células del folículo piloso, que tienen una de las tasas de renovación celular más altas en el cuerpo humano, dependen de un suministro continuo y adecuado de nutrientes para mantener su ciclo de crecimiento y evitar un debilitamiento prematuro1.

Dentro de los nutrientes esenciales para el correcto funcionamiento de la unidad pilosebácea, destacan el hierro, la biotina y la l-cistina por su relevancia en la resistencia estructural del tallo piloso y en la prevención de su caída. En este artículo, se analizarán estos nutrientes en detalle, proporcionando una visión completa sobre su papel en el ciclo folicular y cómo su deficiencia puede influir en la caída del cabello, basados en estudios científicos que abordan los efectos de la suplementación de estos nutrientes y los beneficios observados en el crecimiento del pelo (fig. 1).


FIGURA 1. Roles del hierro, de la biotina y de la l-cistina en el mantenimiento de las funciones del folículo piloso.
ATP: trifosfato de adenosina (del inglés, adenosine triphosphate).
Creado en: BioRender.com. Gómez (2024). Disponible en: https://BioRender.com/b00h375

HIERRO: EL PAPEL DE ESTE METAL EN LA SALUD DEL FOLÍCULO PILOSO

El hierro es un mineral indispensable en el organismo, ya que participa activamente en la producción de hemoglobina, la proteína que permite el transporte de oxígeno en la sangre. En términos de función folicular, el hierro es esencial porque asegura un adecuado suministro de oxígeno a los tejidos, incluido el cuero cabelludo y, por ende, a los folículos pilosos que este contiene2. Una de las principales consecuencias de la deficiencia de hierro es la anemia ferropénica, condición comúnmente asociada a la caída del cabello, especialmente, en mujeres jóvenes y en edad fértil. En este grupo, se ha observado una fuerte relación entre los niveles bajos de ferritina y la pérdida de cabello, evidenciando que el hierro desempeña un papel clave en el mantenimiento de la fase anágena3.

Además de su papel en la oxigenación de los tejidos, el hierro influye en la proliferación celular del folículo piloso, un proceso que requiere un suministro energético adecuado. A nivel molecular, el hierro participa en la síntesis de ácido desoxirribonucleico (ADN) a través de su función en la ribonucleótido-reductasa, una enzima esencial para la conversión de ribonucleótidos en desoxirribonucleótidos, los componentes básicos del ADN4. Este proceso es crucial para la división y proliferación de las células en el folículo piloso, especialmente, durante la fase anágena, donde las células se dividen activamente. Por otra parte, el hierro es un cofactor en las mitocondrias, donde contribuye al transporte de electrones y a la producción de trifosfato de adenosina (ATP; del inglés, adenosine triphosphate), la principal fuente de energía celular4,5. La mitocondria participa en la morfogénesis del folículo piloso, habiéndose descrito que la depleción de ADN mitocondrial reduce la proliferación de este, disminuye la densidad de folículo piloso e incrementa los fenómenos de apoptosis6. Por tanto, mantener un suministro adecuado de hierro al folículo piloso favorece el metabolismo energético de sus células, propiciando su crecimiento y proliferación, así como un adecuado mantenimiento de sus funciones.

Aunque en la práctica clínica ya se emplea ampliamente, algunos estudios demuestran que la suplementación con hierro puede ser efectiva para revertir la caída del pelo en personas con deficiencias de este mineral. En ciertos grupos de pacientes de sexo femenino con efluvio telógeno, la suplementación con hierro ha mostrado reducción del efluvio, de un 31 % en el grupo de tratamiento con hierro frente a un 9 % en el grupo de tratamiento7. Se ha observado que los niveles de ferritina inferiores a 30 ng/mL están asociados a un mayor riesgo de efluvio, ya que un bajo aporte de hierro provoca un acortamiento de la fase anágena2, dando como resultado un pelo de estructura más débil y más propenso a la rotura. Por otra parte, algunos grupos de pacientes con efluvio telógeno que fueron tratadas con dosis altas de hierro elemental y tratamientos de duración superior a un mes comunicaron una mayor satisfacción en los resultados del tratamiento instaurado para el control de su efluvio, aunque los niveles de ferritina no fuesen menores de 50 ng/mL al inicio del tratamiento8. Las necesidades diarias de hierro varían según la edad y el estado metabólico de cada paciente, siendo en la infancia de 8-10 mg/día, en la adolescencia de 11 mg/día para varones y 15 mg/día para mujeres, de 27 mg/día para embarazadas, de 8 mg/día en adultos varones y de 18 mg/día en mujeres adultas9.

La terapia de suplementación de hierro suele realizarse principalmente de forma oral, por su mayor comodidad. El sulfato ferroso es la opción más económica y es ampliamente recomendada como terapia de primera línea. Estas sales deben tomarse en ayunas y evitar su administración junto con inhibidores de la absorción de hierro, recomendándose acompañarlas de 250 mg de ácido ascórbico para mejorar su absorción. Sin embargo, los efectos secundarios gastrointestinales como el dolor abdominal, las náuseas, los vómitos y el estreñimiento son comunes (en el 15-20 % de los pacientes). Para reducirlos, se recomienda tomar los comprimidos con comida2.

BIOTINA: LA «VITAMINA DEL CABELLO»

La biotina, también conocida como vitamina B7, es un nutriente hidrosoluble del grupo de las vitaminas B, crucial en el metabolismo de los ácidos grasos, los carbohidratos y los aminoácidos10. Esta vitamina es particularmente importante para la síntesis de queratina, la principal proteína estructural del cabello, la piel y las uñas11. Aunque la biotina se encuentra en diversos alimentos y también es producida en pequeñas cantidades por la microbiota intestinal, su deficiencia puede presentarse en personas con dietas muy restrictivas, alteraciones en la absorción de nutrientes o debido a factores genéticos12.

La biotina no solo interviene en la síntesis de queratina, sino que también es crucial para mantener la integridad de las membranas celulares en el folículo piloso. Se ha demostrado que la suplementación con biotina mejora la cohesión y elasticidad del cabello, lo cual da como resultado un tallo piloso menos propenso a la fractura y el fortalecimiento general de los tejidos queratinizados. Este efecto es particularmente observable en personas con deficiencias leves de biotina, como muestran algunos estudios. Algunos autores han comprobado que la biotina aumenta la resistencia y elasticidad del cabello y las uñas en personas con uñas frágiles mediante análisis de microscopia electrónica, sugiriendo que la biotina puede reducir la fragilidad del tallo piloso13. De manera complementaria, otros estudios también han descrito mejoría del grosor de la lámina ungueal en casos de pacientes con fragilidad ungueal al suplementar biotina14. El rol de la biotina se ha investigado en pacientes hospitalizados que han requerido el inicio de nutrición parenteral. Aunque las fórmulas de nutrición parenteral incluyen suplementos de biotina, podría persistir un estado marginal de biotina que genere pérdida difusa de cabello en estos casos. Esto debe considerarse en pacientes que desarrollen efluvio telógeno durante el tratamiento con nutrición parenteral15. La recomendación de ingesta diaria de biotina se sitúa en torno a 5-35 mg/día, y la toxicidad por exceso de suplementación es rara10.

L-CISTINA: UN AMINOÁCIDO CLAVE EN LA ESTRUCTURA DEL CABELLO

La l-cistina es un aminoácido que contiene azufre, fundamental en la formación de puentes disulfuro, los cuales proporcionan estabilidad y resistencia a la estructura de la queratina. Cuando dos moléculas de cisteína se unen a través de sus grupos tiol constituyen una molécula de l-cistina16. Estos puentes disulfuro son esenciales para la estructura rígida y resistente de la queratina, la proteína predominante en el cabello, las uñas y la piel. La l-cistina contribuye significativamente a la elasticidad y dureza del cabello, protegiéndolo frente a factores mecánicos como el cepillado y el calor. Sin un aporte adecuado de este aminoácido, la queratina pierde integridad estructural, volviéndose frágil y propensa a la rotura, lo que da como resultado un cabello débil y quebradizo17.

Los estudios clínicos han demostrado que la suplementación con l-cistina puede ser particularmente beneficiosa en individuos con efluvio telógeno. Un estudio reciente, efectuado con seguimiento fotográfico y tricoscópico, evidenció que la administración conjunta de l-cistina y otros aminoácidos azufrados redujo la caída y mejoró el crecimiento del cabello, con una satisfacción alta o muy alta en la mayoría de las pacientes18.

Además, algunas investigaciones recientes sugieren que la cisteína, el componente básico de la l-cistina, desempeña un papel relevante a la hora de contrarrestar el estrés oxidativo, mostrando un efecto antioxidante en el folículo piloso, y promoviendo la transmisión de energía, la estabilización de la queratina y la pigmentación del pelo17.

En conjunto, estos estudios subrayan la relevancia de la l-cistina como un componente clave en los tratamientos del ef luvio telógeno, especialmente, en aquellos casos asociados a fragilidad y debilidad estructural del cabello. La suplementación con l-cistina —particularmente, cuando se administra junto con antioxidantes y otros nutrientes— constituye una estrategia efectiva para mejorar la tasa de crecimiento, el grosor y la resistencia del cabello en pacientes con efluvio19.

CONCLUSIONES

La caída del cabello es un trastorno multifactorial que se ve influenciado tanto por factores internos como externos, y la nutrición desempeña un papel crucial en su prevención y tratamiento. La evidencia científica revisada destaca que el hierro, la biotina y la l-cistina son nutrientes fundamentales para mantener la normofunción del ciclo folicular, promo viendo el mantenimiento de la fase anágena y una densidad capilar y calidad estructural del tallo piloso adecuadas. Se ha demostrado que la suplementación de estos nutrientes tiene efectos positivos en la salud del folículo piloso, especialmente, en pacientes con deficiencias nutricionales. Por lo general, se recomienda la determinación de ferritina sérica antes del inicio de la suplementación con hierro oral, mientras que las determinaciones de biotina y l-cistina no suelen estar disponibles. Aunque aumentar la ingesta de alimentos ricos en estos micronutrientes es una opción para mejorar su aporte, el empleo de nutricosméticos constituye una alternativa cómoda y garantiza la disponibilidad de la cantidad adecuada.Por otra parte, algunos autores han descrito mejoría con el empleo de mesoterapia con combinaciones de nutrientes, aunque el diseño de los estudios y sus resultados son dispares20.

No hay consenso en la duración de los tratamientos de suplementación, que, con carácter general, se efectúan en tandas de 2-3 meses, y se suspenden y reinician de acuerdo con la respuesta clínica y las variaciones en el cociente anágeno/telógeno. Por último, es importante que cualquier tratamiento de suplementación sea supervisado por un facultativo para evitar posibles efectos adversos asociados a un exceso de suplementación de estos nutrientes.

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